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Las mentiras históricas en la educación (página 2)




Enviado por Luis Ángel Rios



Partes: 1, 2

Como moraleja podemos aprender que los hechos
históricos no se pueden desarticular del contexto cultural
de su tiempo: sociedad, geopolítica, economía,
instituciones y filosofía, entre otras manifestaciones del
amplio y complejo espectro de la cultura. En el caso de nuestra
"Independencia", el aspecto relativo a lo social se refiere a la
sociedad decadente y superficial de la España
todavía feudal enclaustrada en su cultura religiosa y
contrarreformista, refractaria a la ciencia y al incipiente
desarrollo tecnológico; lo geopolítico es inherente
a la situación española: invadida por Francia a
través de Napoleón, quien entronizó como
"regente" de sus destinos y derroteros a su hermano conocido como
"Pepe Botellas"; lo económico nos muestra que
España ya no era el vasto imperio de Carlos V, "en cuyos
dominios nunca se ocultaba el sol", sino la Gran Bretaña
que despuntaba y se perfilaba como la primera potencia
política y económica, como el futuro imperio de
turno que venía a llenar el vació dejado por la
nación ibérica, gracias a su Revolución
Industrial, su transformación de las instituciones
políticas y el desarrollo tecnocientífico; lo
institucional se evidencia en unas vetustas y caducas
instituciones, tanto políticas como económicas,
profundamente corruptas e inoperantes; y lo filosófico
tiene estrecho vínculo con el revolucionario pensamiento
de la Ilustración, al que, mientras España se
negaba a asimilar, los criollos americanos lo concebían
como cartilla doctrinaria y un modelo o proyecto esperanzador de
vida, teniendo como orientación y guía a la
razón.

Gran parte de los asertos planteados en este
acápite los fundamentan los filósofos e
investigadores Luis José González Álvarez y
Francisco Beltrán Peña en el ensayo El sentido
de nuestra cultura
[49]en el siguiente
texto:

"¿Qué significado tiene la
independencia para nuestro desarrollo cultural? Lamentablemente
muy pequeño. La dependencia cultural establecida durante
la colonia logra crear unos hábitos resistentes a los
vaivenes de la política. Latinoamérica había
nacido y crecido como cultura dependiente. Y, por consecuencia,
el hombre latinoamericano, de clase alta o de clase baja, se
había configurado como hombre dependiente. Los lazos
culturales con la antigua metrópoli continúan. En
las nuevas naciones no existe creatividad ni originalidad. Ni
siquiera la hay en el momento de la independencia. Toda la
ideología recibida de Francia e Inglaterra no sirve sino
para cambiar económicamente de dueños e
ideológicamente de modelos […].

En los distintos ámbitos de la cultura,
durante el siglo XX, somos consumidores acríticos de todas
las corrientes artísticas, filosóficas,
científicas, políticas y religiosas que se ponen de
moda en Europa. Nuestra cultura continúa siendo una
prolongación de la cultura europea. El desarrollo de las
comunicaciones, impulsado sobre todo por los grandes medios de
comunicación social, contribuye intensamente a la
standarización de la cultura como fenómeno
universal. Todo lo que llega del extranjero es bueno y aceptado.
Esta actitud extranjerizante, fruto de la colonia, es por
desgracia un signo distintivo de nuestra realidad cultural
[…].

[…]Hablando globalmente, podemos decir que no
poseemos una cultura propia. Y, dentro de la cultura europea que
asimilamos, somos un pueblo subdesarrollado. Arrastramos un
atraso cultural, del que en vano tratamos de deshacernos
[…].

[…]Las ciencias sociales aportan datos e
interpretaciones cada día más objetivos y
completos, que nos permiten comprender la dependencia alienante
en que hemos vivido durante muchos siglos y de la que aún
no nos hemos liberado […]".

El compromiso ético de pensar por nosotros mismos
es clave para nuestra liberación, nuestra
emancipación y nuestra independencia de opiniones y
condicionamientos ajenos a nuestro auténtico ser. Esta
actitud crítica nos permite tomar conciencia de lo que
somos como producto de una cultura determinada, compuesta de
industrias, instituciones y valores, y comprometernos con la
superación de los esquemas dominantes, que se inician con
paradigmas familiares acríticos, con la educación
que nos otorga un "cartón" solamente si somos "juiciosos",
"disciplinados", "obedientes" y obtenemos "buenas notas", y los
medios de información que nos alienan con fantasías
y objetos de consumo que "prometen" la felicidad.
"Emancipación significa en cierto modo lo mismo que
concienciación, racionalidad. Pero la racionalidad es
siempre también, y esencialmente, examen de la realidad, y
ésta entraña regularmente un movimiento de
adaptación. Si ignorase el objetivo de la
adaptación y no preparase a las personas para orientarse
cabalmente en el mundo, la educación sería
impotente e ideológica. Pero si se queda ahí, si se
limita a producir "well adjusted people" (gente bien adaptada),
haciendo así efectivamente posible el prevalecimiento del
estado de cosas existente, y además en sus peores
aspectos, la educación resulta igualmente
problemática y cuestionable… La educación en
el hogar familiar, en la medida en que es consciente, en la
escuela, en la universidad, debería tender, en este
momento de conformismo omnipresente, antes a reforzar la
resistencia que a aumentar la
adaptación"[50].

Si no asumimos una toma de conciencia y un compromiso,
difícilmente nos percataremos que el sistema imperante nos
va formando para convertirnos en piezas o engranajes
útiles para el logro de sus pragmáticos intereses
excluyentes y opresores. La educación tradicional, la que
imparte el establecimiento, además de programar se propone
programar inculcando tradiciones, costumbres y convencionalismos
acríticos, para que los estudiantes, en el futuro,
piensen, digan y hagan lo que todos piensan, dicen y hacen.
Pareciere que el sistema
socio–político–económico imperante
pretende eliminar la filosofía de los programas de
educación, y en su lugar crear una nación de
jóvenes técnicos, bajo la excusa de que se
enseña ciencia y tecnología. "El joven avanza
cuantitativamente, pero no cualitativamente. Y este afán
cuantitativo, producto de una ideología profusamente
liberal, tiene necesariamente un desenlace nefasto cuando
comprobamos que nuestros jóvenes cada día tienen
una imposibilidad de razonar más profundamente. Pero en su
lugar, se confunde operacionalidad técnica con profundidad
de razonamientos, que es, precisamente, lo que requiere una
nación que domestica a su juventud para que sirva
súbditamente a la industria liberal, y sea incapaz de
cuestionar sus deficiencias"[51].

La superación de este acervo de circunstancias
deshumanizantes o la liberación de su domesticación
es posible únicamente a través de la
transformación del sistema que nos condiciona. Pero esa
actitud, esa praxis, esa acción comprometida, debe
orientarse al desenmascaramiento de las condiciones que impiden
la genuina liberación del hombre como ser social y como
ser cultural. No se puede olvidar que "la inconformidad contra el
estatus quo, genera comportamientos contestatarios y asociaciones
para el cambio y esto es demasiado peligroso para el sistema",
tal como nos lo revela Augusto Ramírez. En este sentido,
el referido texto didáctico advierte que "si alguien
cuestiona o se rebela contra su funcionamiento, es declarado
subversivo, agente de ideologías foráneas, enemigo
de las instituciones democráticas, y se le persigue por
todos los medios hasta eliminarlo"[52]. El
inmortal Goethe señalaba en su Fausto que "quien
se opone a lo que todos quieren, éste ha hurgado en el
avispero"[53]. Horkheimer y Adorno, citando a A.
de Tocqueville, señalan que "el amo no dice más:
debes pensar como yo o morir. Dice: eres libre de no pensar como
yo, tu vida, tus bienes, todo te será dejado, pero a
partir de este momento eres un intruso entre nosotros…
Juicio crítico y competencia son prohibidos como
presunción de quien se cree superior a los otros, en una
cultura democrática que reparte sus privilegios entre
todos. Frente a la tregua ideológica, el conformismo de
los consumidores, así como la impudicia de la
producción que éstos mantienen en vida, conquista
una buena conciencia. Tal conformismo se contenta con la eterna
repetición de lo mismo"[54]. Marx
insistió sistemáticamente en el carácter de
enmascaramiento de las ideologías, que, en el fondo, no
serían sino reflejos de una determinada estructura
socio–económica: las clases dominantes
intentarían sustituir la verdad de la realidad por toda
una superestructura ideológica, que impediría a las
clases dominadas darse cuenta de las relaciones reales. "La
ideología sería un sustitutivo de la realidad y un
sustitutivo cuya finalidad objetiva sería enmascarar la
realidad, especialmente la realidad socio–histórica;
cobra una cierta autonomía y puede así convertirse
en instrumento de lucha. Cada pensamiento, además de su
inmediato contenido, tiene inmediata relación con una
determinada situación, sea del individuo que lo construye
o sea del momento socio–histórico en que aparece.
Aunque todo pensamiento puede ser ideologizado, incluso el
aparentemente científico y racional, es claro que
más puede serlo todo aquel tipo de pensamiento que, por su
naturaleza, es más globalizante, más orientado a
dar el sentido de las cosas y más propicio a convertirse
en conciencia tiperalixia en el nivel individual o en el nivel
social."[55].

Un popular poema anónimo (Soy feliz
así no
más), en alas del lenguaje traslativo,
muestra que un hombre libre no quiere compromisos afectivos
estables que le anulen su libertad y la del ser amado, y cuando
sueña con tener hijos desiste de este sueño, debido
a que "al ver a tantos niños / que a la escuela
siempre van / tan cargados de mentiras / y tan sedientos de
verdad
", piensa que es "feliz así no
más
".

¿Cuándo terminarán las
mentiras en la educación?

LUIS ANGEL RIOS PEREA

Octubre de 2012

 

 

Autor:

Luis Angel Rios Perea

[1] GOLEMAN, Daniel. La psicología del
autoengaño. Atlántida, Bogotá, 1998, p.
260.

[2] NIETZSCHE, Federico. Cómo se
filosofa a martillazos. www.librodot.com

[3] IRWIN, William. JACOBY, Henry. La
filosofía del Dr. House. Selector, México,
2009.

[4] VALLEJO, Fernando. Manualito de
imposturología física. Taurus, México,
2005, p. 11.

[5] DOSTOIEVSKI, Fedor. Crimen y castigo.
Oveja Negra, Bogotá, 1982, p. 209.

[6] GONZALEZ ALVARES, Luis José.
BELTRAN PEÑA, Francisco. El sentido de nuestra cultura.
En El hombre latinoamericano y su mundo. Nueva américa,
Bogotá, 1986, p. 118 y 119.

[7] URIBE FORERO, Diana. Historia de las
independencias. Caracol Radio.

[8] VARIOS. Historia de Colombia. Zamora
editores, Bogotá, 2003. Tomo 3.

[9] PETER, Ricardo. Elogio de la inutilidad
¿Para qué "sirve" la Filosofía?
https://www.monografias.com

[10] VARIOS. Filosofía, perspectiva
latinoamericana. Búho, Bogotá, 1987.

[11] VARIOS. Historia de Colombia. Zamora
editores, Bogotá, 2003. Tomo 3.

[12] SALAZAR RAMOS, Roberto José.
Romanticismo y positivismo. Usta, Bogotá, 1993.

[13] FANNON, Franz. Los condenados de la
tierra. Fondo de cultura económica, México,
1975.

[14] MEDINA GALLEGO, Carlos. Farc-Ep-Eln, una
historia política. Universidad Nacional de Colombia,
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[15] MARQUINEZ ARGOTE, Germán.
Metafísica desde Latinoamérica. Usta,
Bogotá, 1993, p. 81.

[16] Ibídem. P. 82.

[17] Ibídem. Págs. 118, 141,
151 y 155.

[18] Citado por: MARQUINEZ ARGOTE,
Germán. Metafísica desde Latinoamérica.
Usta, Bogotá, 1993, p. 131.

[19] HUERTA, Vicente. El hombre que nos
enseñó a pensar.
http//:textosserypersona.blogspot.com

[20] GOETHE, Wolfang. Fausto.
Colección “Los Clásicos”, W. M.
Jackson, INC, México, 1973, p. 259.

[21] FANNON, Franz. Ob. Cit.

[22] Ibídem.

[23] FROMM, Erich. Tener y ser.
webs.uvigo.es/consumoetico/textos/tener_ser.pdf.

[24] VARIOS. Ob. Cit.

[25] SAMPER, José María. Ensayo
sobre las revoluciones políticas. Usta, Bogotá,
1993.

[26] GONZÁLEZ OCHOA, Fernando. Los
negroides.

[27] LÓPEZ DE MESA GÓMEZ, Luis.
De cómo se ha formado la nación colombiana.

[28] OSPINA, William. ¿Dónde
está la franja amarilla?

[29] LIÉVANO AGUIRRE, Indalecio. Los
grandes conflictos económicos y sociales de nuestra
historia.

[30] RIOS GARAVITO, Luis Enrique.
Renovación de contenidos y la enseñanza de la
historia. http://apissekreflexiones.blogspot.com

[31] BACO DE LA REPUBLICA. PROCESO
HISTÓRICO DEL 20 DE JULIO DE 1810. DOCUMENTOS. CUARTA
SECCION. www.banrepcultural.org

[32] ALIPSO. Antecedentes de la independencia
hispanoamericana. www.alipso.com

[33] BICENTENARIO DE LA HISTORIA DE COLOMBIA.
Tomado de Historia de Colombia. Biblioteca Virtual Luis
Ángel Arango. Publicado por INSTITUCIÓN EDUCATIVA
PBRO LUIS RODOLFO GÓMEZ.
http://socialeslrg.blogspot.com

[34] Ibídem.

[35] Ibídem.

[36] Ibídem.

[37] Ibídem.

[38] SALOM BECERRA, Álvaro. Al pueblo
nunca le toca. Tercer mundo, Bogotá, 1983, p. 35.

[39] BICENTENARIO DE LA HISTORIA DE COLOMBIA.
Ob. Cit.

[40] Ibídem.

[41] RODÍGUEZ ACOSTA, Hugo. Elementos
críticos para una nueva interpretación de la
historia colombiana.

[42] Ver a este respecto la
introducción que José Modesto Campos hace al
texto de Manuel Marulanda Vélez, CUDERNOS DE
CAMPAÑA, en marzo de 1973, AH–FARC–EP.
Sección Libros. En FARC–EP Y ELN, una historia
política comparada, de Carlos Medina Gallego. Libro pdf,
en intertet.

[43] Citado en FARC–EP Y ELN, una
historia política comparada, de Carlos Medina Gallego.
Libro pdf, en internet.

[44] VARIOS. Historia de Colombia. Zamora
editores, Bogotá, 2003. Tomo 3.

[45] GALEANO, Eduardo. Memoria del fuego.
www.xa.yimg.com.

[46] HESSE, Hermann. El lobo estepario.
Alianza editorial, Madrid, l967, p. 164.

[47] __________________ Autobiografía.
www.librostauro.com.ar.

[48] FRENTE ESTUDIANTIL REVOLUCIONARIO
SINPERMISO. ¿Cuál independencia?
http://colombia.indymedia.org/

[49] GONZALEZ ALVARES, Luis José.
BELTRAN PEÑA, Francisco. El sentido de nuestra cultura.
En El hombre latinoamericano y su mundo. Nueva américa,
Bogotá, 1986, págs. 119, 121, 122 y 123.

[50] ADORNO, Teodoro. Educación para
la emancipación. Morata, Madrid, 1998.

[51] CASASOLA R., Wilmer. Filosofía y
pensamiento.

[52] VARIOS. Ob. Cit.

[53] GOETHE, Wolfang. Ob. Cit. p, 169.

[54] HORKHEIMER, Max. ADORNO, Theodor.
Dialéctica del iluminismo. www.lidrodot.com

[55] ANÓNIMO. Filosofía,
¿para qué?

Partes: 1, 2
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